LA INTEROPERABILIDAD Y SUS DIMENSIONES

  La interoperabilidad es un concepto complejo y dinámico. A ello se suma la existencia de distintos niveles, cuestiones tecnológicas complejas, y efectos económicos difíciles de explicar. La primera característica del término es que no existe una única definición global que recoja todos sus aspectos. La concepción más extendida del concepto de interoperabilidad es la que refiere a las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC).

  En este contexto, expertos en tecnología como John Palfrey y Urs ilGasser, autores del libro Interop: La promesa y los peligros de los sistemas altamente interconectados, han definido la interoperabilidad como la habilidad para transferir datos útiles y otra clase de información entre sistemas operativos, aplicaciones o componentes. En un sentido parecido podemos encontrar la definición de la IEEE La organización profesional técnica más grande del mundo para el avance de la tecnología. en su Standard Glossary of Software Engineering Technology como la habilidad de dos o más sistemas o componentes de intercambiar información y usar la información que ha sido objeto de intercambio.

  Sin embargo, la Directiva Software y la Directiva (UE) 2019/770 del Parlamento Europeo y del Consejo de 20 de mayo de 2019, definieron la intemporalidad de una manera más específica y más en el sentido de “compatibilidad”.  Y esta habla de la capacidad de los programas de ordenador para intercambiar información y utilizar mutuamente la información intercambiada.

 De igual forma la interoperabilidad puede ser definida como la capacidad de los contenidos o servicios digitales de funcionar con aparatos (hardware) o programas (software) distintos de aquellos con los cuales se utilizan normalmente los contenidos o servicios digitales del mismo tipo.

No obstante, para comprender la transcendencia y la importancia que la interoperabilidad conlleva en distintos entornos y a diferentes niveles, es necesario entender su definición técnica.

Desde el enfoque teórico, la interoperabilidad opera en niveles distintos de cualquier sistema complejo. Entender esta estructura es fundamental para distinguir como la interoperabilidad funciona y como la sociedad puede garantizarla o frustrarla. Esto conlleva a que la interoperabilidad no es únicamente una cuestión que afecta al flujo de datos o la información; corresponde también a cuestiones esenciales de interacción humana e institucional. Por estas razones, los problemas asociados a la interoperabilidad son tanto de índole cultural como de índole tecnológica.

Ocuparse de la interoperabilidad, implica tener en cuenta 5 aspectos o dimensiones esenciales para que esta se aplique correctamente: la tecnología, la información, la humana, la institucional y la temporal. La integración y coordinación de estas dimensiones nos permitirán implementar la interoperabilidad de forma eficiente, a continuación, se describe cada una de estas 5 dimensiones:

LA INTEROPERABILIDAD EN EL ESPACIO BIM

La participación de múltiples especialistas en un trabajo colaborativo para el diseño, construcción y operación de una instalación genera gran cantidad de datos a partir de las aplicaciones propias de cada especialidad. Se requiere generar el intercambio de estos datos entre diferentes aplicaciones de tal forma que se faciliten los flujos de trabajo o incluso su automatización.  Esta capacidad dentro de un espacio BIM se le denomina como interoperabilidad y permite que los datos pasen de una aplicación a otra, eliminando la necesidad de transcribir manualmente datos generados en otra aplicación.

La interoperabilidad en un espacio BIM afronta muchos retos, uno de los principales es el intercambio de datos entre diferentes softwares o plataformas de diseño (Revit, Archicad, Allplan, entre otras más). Esta capacidad de intercambio de información está en constante desarrollo y va mejorando en su aplicación con el avance tecnológico en esta nueva Industria 4.0.

Cabe señalar que la falta de interoperabilidad ocasiona reprocesos e ineficiencias que se traducen en costos para los propietarios de las edificaciones, representa entre el 1%-2% del valor de los activos, según estudios realizados por Gallaher, O´conor, Dettbarn y Gilday y documentados en su libro Beneficios y desafíos del uso de BIM para la operación y el mantenimiento, publicado en el año 2004. Es importante mencionar que años antes precisamente en el año 1994 Autodesk tuvo la iniciativa para desarrollar un conjunto de clases para estandarizar el desarrollo de aplicaciones de software. Esta iniciativa estableció fundamentos para un modelo de datos estándar y abierto para la industria de la arquitectura, ingeniería, construcción y en la operabilidad.

La interoperabilidad hasta hace algunos años atrás era algo impensable, pensar que un software con características especificas pudiera interpretar la información de otro software de características diferentes era un sueño, pero ahora es una realidad.

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